Como anticipamos en el artículo anterior -siguiendo el análisis de Vilem Flusser-, transitamos cambios radicales en nuestra forma de “estar en el mundo”, que implican un debilitamiento de “categorías tradicionales” (como lo verdadero y lo falso), un creciente encogimiento del mundo objetivo -que es absorbido por virtualidades- y una nueva posibilidad de revolución dialógica. El siguiente artículo resume los cambios que pueden potenciar un desarrollo productivo. Redefinir el contexto comunicativo El nuevo compromiso dialógico de la cultura emergente, no tiene como objetivo las “infraestructuras” de la sociedad (economía, política, cultura, etc.), sino que se dirige solamente a las estructuras comunicativas, a las “superestructuras”. La revolución no es un momento del futuro Los nuevos revolucionarios son “imaginadores”. Ellos producen y manipulan programas y buscan utilizar su nueva imaginación en función de la reformulación de la sociedad. Esta r
Hace más de 30 años, Vilém Flusser* se aventuró a describir un cambio de época con una precisión que hoy es indiscutible. Esta publicación resume algunas claves para descifrar el contexto actual y llevarlo a su mejor desarrollo: desafiar las probabilidades, redefinir el acto de “imaginar" y valerse de esta nueva conciencia, cuyo resultado inevitable es una revolución cultural. Desafiar los límites de lo probable En una breve recapitulación histórica, Flusser describe al hombre como un ente que, desde que “extendió su mano contra el mundo”, busca preservar la información heredada y adquirida y crear información nueva. Por lo tanto, el propósito de los aparatos o programas -“represas de información al servicio de nuestra inmortalidad”- es crear, preservar y transmitir información. El desafío, hoy, es producir resultados que sean poco probables desde el punto de vista del programa. Si el material del cual se compone la realidad actual es la virtualidad y la virtu